EL
DEVENIR DEL TIEMPO EN UN SERVICIO
Cuando
quedan apenas dos días para que nos quedemos sin nuestros dos magníficos R4,
cuando ya van varios que se han marchado, desarrollando honesta y
brillantemente su labor como médicos especialistas en diferentes centros de
España, es probablemente un buen momento para mirar atrás y analizar lo que
hacemos. Los residentes marcan, marcan los tiempos, las relaciones
interpersonales de un servicio, porque están casi siempre, marcan la
continuidad en nuestra tarea, determinan la necesidad de mejorar, de adquirir
conocimiento, técnicas, autoexigencia y exigencia a compañeros y
administración. Los residentes adquieren de forma meteórica conocimientos,
habilidades, es verdad que con diferencias, pero, en general, con una seguridad
que expresa la cantidad de tiempo dedicada a los pacientes durante los años que
compartimos. Los residentes marcan la vida de los que la compartimos con ellos,
la historia de su formación con nosotros se convierte en la historia de una
amista, una historia de confianza y de creciente cercanía. A mí los residentes
me marcan el tiempo de la vida en muchos aspectos. Mis hijos crecen mucho, pero
día a día, inadvertidamente. Sin embargo, cada mes de mayo pierdo dos grandes
amigos, dos magníficos colaboradores, dos historias en las que la formación y
la afectividad se mezclan, en las que una parte de uno mismo se separa y
adquiere una estatura enorme, una metáfora de que la vida verdaderamente se
cumple, de que el horizonte se amplía cuando nos unimos para conseguir algo
bueno, para hacer un camino.
Amigos, os deseo toda la suerte del
mundo, os invito siempre a volver aquí, a casa, y os ofrezco nuestra amistad y
disponibilidad. Estos cuatro años os marcarán también a vosotros para siempre,
aunque, por supuesto, lo mejor está por venir. Sois dos grandes especialistas,
vuestro futuro está sin duda asignado y será un éxito. Pero, sobre todo, ya
conocéis que no hay nada más grande que tener la oportunidad de aliviar el
sufrimiento a un semejante, tenéis la suerte de haber escogido el mejor oficio
y la mejor especialidad de los posibles.
Con cariño,
Eduardo
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